ROSALIA-MOTOMAMI (UNA EXPLOSION DE ESTILO)
Written by Luis Rockdriguez on abril 5, 2022
Aunque no ajeno, nunca he sido un constante consumidor de la música de Rosalía. Conocía El Malquerer y Con Altura, y a pesar de ya verse desde lejos la fama de estudiante de música superdotada, angelada -o como guste usted decirle a ese talento que permeaba en lo que se viese involucrada, de los años de Con Altura a la actualidad perdí su rastro, probablemente escuche su voz en alguna canción transmitida por los parlantes de alguna fiesta, pero jamás googlee su nombre para saber en que estaba trabajando ahora.
Y creo que eso explica el shock que, creo que como casi todos, ocurrió en mi cuando oí Saoko. La letra me pareció, no solo confusa, sino vacía, redundante, y su voz, como sí quisiera emular el singular grave popularizado por Bad Bunny. Creía yo que algunos de mis temores se habían cumplido; la industria le había ganado a la española.
Entonces decidí darle una oportunidad al material completo. Había oído en acappela el verso de Saoko:
“Eh, yo soy muy mía, yo me transformo
Una mariposa, yo me transformo
Makeup de drag queen, yo me transformo
Lluvia de estrella’, yo me transformo
Pasá’ de vuelta’, yo mе transformo
Como Sex Siren, yo me transformo
Me contradigo, yo me transformo
Soy to’a’ las cosa’, yo me transformo.”
Y ya sin el beat de por medio, la sonoridad de las palabras y las imagenes que daban me llevaban a estéticas interesantes, modernas, antros bajo la luz roja, la metamorfosis del artista, glitter sobre mejillas y poder. Chiken Teriyaki me pareció un single pegadizo y amigas de quien respetaba su gusto musical hablaban mucho del álbum, y creaban en torno a este un punto de partida estético e ideológico. Así que hoy -o ayer, mejor dicho-, a la media noche lo escuché. Esperando toparme con un producto de fabrica hecho por una artista joven a la que se le veía potencial, letras torpes, beats buenos, si, pero en obras sin sustancia -qué pendejo estaba. No sabía lo que iba a venir.
SAOKO
“Chica, ¿qué dices?”
Rosalía canta y alguien pregunta qué esta diciendo, una constante en este album que se sostiene sobre construcciones difusas de sonoridades que, a primeras vistas son banales, y a segundas comienzan a cobrar un sentido interesante. Shokeante, áspera, una declaración de intenciones, Rosalía de golpe nos deja caer su reinvención.
Su final es abrupto, un orgasmo interrumpido lleno de Hype.
CANDY
Repentinamente todo es más personal. Capaz de hacer sacudir cabezas a su ritmo, la canción cumple e introduce al escucha en un estado de animo azul y susceptible para bailar, para darle una oportunidad a esta nueva etapa de la artista.
LA FAMA
Una tecno bachata que al inicio no cuaja y termina por ser hipnótica en su mezcla de texturas sonoras, lo acústico de la bachata, lo electrónico del beat de fondo y un bajo que se escucha como si se le grabase desde las aguas de una piscina. La frase “Es mala amante la fama y no va a quererme de verdad” es gigante, imponente y se clava. Rosalía expresa decepción, que, a primeras vistas esta apoyando a una industria, y, conforme va el álbum avanzando, nos damos cuenta que critica desde la pulpa de sus huesos. Una industria que se traga cuanto toca y hace de los artistas productos de consumo masivo. The Weeknd (quién, en un principio pensé que era Romeo Santos y hasta, en un primer borrador de esta reseña, mencionaba que daba gusto volverle a escuchar -hasta que una amiga me aviso que no era Romeo) tiene un gran momento en solitario, se mueve cómodo en los ritmos. Bailable y trascendente.
BULERIAS
Flamenco, un pseudo medley electrizante (al siguiente single) que se sostiene sobre si mismo, un coro de apariencia masónica interferido bruscamente por autotune. Un juego y al mismo tiempo una apuesta por empujar limites.
CHIKEN TERIYAKI
Pegadiza en su totalidad, directa a tik tok con coreografía y todo, queda claro que Rosalía y su equipo sabe usar su talento para explotar los medios modernos.
HENTAI
Apasionante. Conmueve a las lagrimas. Sostenida por la estética de la palabra, Rosalía se despliega e ilumina como un caleidoscopio. Antes de renacer y, cantando aun “So Good” en su voz magnifica con mil puños sonando como marcando el ritmo, la mezcla de texturas sonoras para crear nuevas harmonías es una constante en el disco, y aquí solo aporta a un pequeño clímax que deja al espectador trastocado, despresurizado.
BIZCOCHITO
Rosalía da con el hilo negro de la llamada música urbana, o dile reguetón o “tarun-tarun-tan” o como quieras, genera un animo picante, es tarareable, pegadiza, tan correctamente corta. Icónica.
G3 N1S
Poderosamente personal. Una experiencia de la que nadie debe perderse. Aquí al escucha se le quiebra la garganta y la voz tiembla, pesados cúmulos de saliva caen y se refleja en el cogote. Llorar es una opción ante una obra de corazón enorme y que termina con un piano que va y viene y se apaga de pronto.
MOTOMAMI
Sencillamente una muestra de talento. Un prototrap que coquetea con lo funky y hace gala de la musicalidad refinada de Rosalía. Y a pesar de ser un momento corto en el tracklist, apenas durando un minuto y un segundo, no cabe duda de porque el álbum lleva su nombre. Es Rosalía dominando el estilo autoimpuesto, un ejemplo de puntos en su nuevo discurso.
DIABLO
Llena de ritmo.
DELIRIO DE GRANDEZA
En un principio -oyéndola- dude en si emocionarme en sus primeros segundos, sin saber si los instrumentos de bolero serian usados como para una instrumental del tipo de hip hop, o si la canción seria confrontada como un bolero a toda regla, y fue un gusto descubrir que así fue. Su voz preciosa, tenue, clara, sobre los metales, percusiones y cuerdas con sonido como de cintas viejas, como si Rosalía improvisase sobre una canción transmitida por la radio a mediodía, dejando las estructuras enfocadas en la sonoridad de la palabra en si y entregada de lleno al melodrama. Luciéndose en el estilo, llenando el papel, en un momento exquisito y de descanso auditivo en un instante de grandeza universal, que nos remite a las interpretaciones sinceras de Edith Piaf. Interesantemente intervenido por un loop de rap en ingles, que nos deja en claro que Rosalía esta jugando mientras construye este disco, juega con los terrenos protegidos y les prende fuego.
CUUUUUUUUUTE
Iniciando con una voz contando (1, 2, 3) en ingles que se transforma en el propio ritmo, es una pieza interesante y densa y que mas tiene que ver con Die Antwoord y por un momento con Adele que con sus contemporáneos J Balvin o Bad Bunny. Rosalía esta unos pasos adelante de cualquiera en la música urbana, y se divierte con las armas que le da su talento.
COMO UN G
“Si no lo puedes tener lo tendrás que soltar, no estoy a tu lado pero te deseo paz y libertad.” / “Si no lo puedes tener mejor dejalo ir. Que pena cuando dios tiene otros planes pa´ ti.” Rosalía deja algunas de sus mejores liricas en este track del disco, se nota reflexiva, consiente, sagaz y certera. Salvando distancias, me recuerda a la mítica canción de los Stones, “You cant always get what you want, but if you try sometimes, well, you might just find you get what you need.” Frases para aprender a soltar, y en el proceso, aprender a abrazar caminos nuevos.
ABCDEFG
La encantadora Rosalía crea un descanso auditivo mediante una cama hecha de su voz yendo de letra a letra del alfabeto en su ritmo nato y marcando pasos de baile con fonéticas interesantes y significativas.
LA COMBI VERSACE
El éxito perreable de ley, no dejando nunca de ser experimental en su sonido y distribución de ritmos y decoraciones. Algo que probablemente seguiremos bailando en diez años y que Rosalía deja en el tracklist casi que por un requerimiento forzoso en los lanzamientos modernos. Un single sin posibilidades de fallar.
SAKURA
Una toma en vivo que deja los pelos erizados a cualquiera, su voz -ya no de este mundo- corona una obra inconsciente, y, a su vez, cínica en su condición de clásico instantáneo.
Una obra pesada y contundente, como una flor que a la vez es un yunque y un revolver y un motor ronroneante y un oso de peluche y una pista de baile y un muro grafiteado y un horizonte glorioso y multicolor. Pocas veces en los últimos años escuche tanto compromiso y corazón en un artista así de mainstream, se nota frágil y decidida y divertida y sumamente profesional. Ecléctica, bestial, y ya, tras escuchar el álbum completo, las notas finales de Sakura nos dejan el eco de su voz rebotando dentro nuestro y con la sensación de que ese Sex Symbol e Icono Femenino es un alíen, o un ángel, lleno de potencial musical, ideas nuevas y con el dinero suficiente para darles su debida forma.
Rosalía, así como Bob Dylan en el sesenta y cinco, se reinventa y es apaleada. No gustada, menospreciada y dada como ya pasada. Pero dentro de todo este negativismo a su nueva propuesta, ella va con todo y nos deja con, incluso, una portada para la posteridad. Motomami, como toda obra tan grande, o más -incluso-, que su artista, tardara un par de años en ser comprendida. Motomami es un disco de diez, que será menospreciado por la misoginia de la industria, los puristas de la teoría musical y los críticos, raperitos y en general cantautores quienes creen que sus letras SI son buenas, verán en estas canciones un motivo de burla, sin darse cuenta que estas liricas están mas cerca del dadaísmo que de García Lorca. Es en Hentai donde hay cierto acercamiento que me llevo a pensar en “Por”, del álbum Artaud de Pescado Rabioso. Un cúmulo de palabras aparentemente inconexas pero que en su belleza y buen acompañamiento unas de las otras otorga sensaciones e imágenes únicas. Fue ahí que comprendí que con Motomami, lo que necesitaba, era un minuto de dejar de juzgar, y tan solo y sin más, dejarme sentir.
Un absoluto Diez.